La Pesadilla que es una Realidad para los Soñadores

El artículo del Nuevo Herald, escrito por Matt Haggman, director de un programa de construcción comunitaria con sede en Miami y un candidato demócrata al Congreso por el Distrito 27 de la Florida, destaca la importancia de los soñadores especialmente en ciudades como Miami, las cuales albergan comunidades hispanas prominentes. Además, él mencionó la amenaza contra los soñadores y DACA: el presidente Donald Trump. Mientras Haggman advertencia contra escuchar a los temibles, él también promociona el papel vital de los inmigrantes en la economía estadounidense y el potencial para innovar si se utilizaran las habilidades de los soñadores en lugar de temerles. Para mí, si en el congreso quieren “arreglar” DACA, ellos necesitarán proporcionar alternativas en lugar de escupir retórica temerosa.

El autor enfatiza la importancia de inmigración porque “La inmigración es un componente esencial de la innovación y el espíritu empresarial. Nuestra diversidad es una de las mayores fortalezas económicas y culturales de Miami, y estamos entre las ciudades más emprendedoras del mundo porque somos una ciudad de inmigrantes.” Inmigración no es únicamente beneficiosa para los inmigrantes, es un proceso mutuamente beneficioso para el gobierno, también. Haggman dijo “dar la espalda a los inmigrantes indudablemente perjudicará a comunidades como la nuestra y socavará el crecimiento económico”; él tiene razón. Si Donald Trump es un luchador para la economía, ¿por qué él está negando el papel de los inmigrantes en el crecimiento de la economía cuando “entre 2014 y 2016, las comunidades como Miami con una mayor tasa de inmigrantes representaron dos tercios de los nuevos puestos de trabajo creados en los EEUU”?

Con la retórica actual que oímos de la Casa Blanca, es aterrador pensar que el futuro de los soñadores está en las manos de una persona que piensa que los inmigrantes son solo criminales. El autor advierte que “Incluso al entretener la noción de convertir estas políticas antiinmigrantes en ley, nos estamos embarcando en un camino resbaladizo”. Es lamentable que las palabras del presidente sean aceptables según el público y el resto del gobierno. Además, sus afirmaciones son hipócritas porque al mismo tiempo utiliza la mano de obra inmigrante para trabajar como servidores y caddies de golf en sus centros turísticos.

El autor presenciaría de primera mano el potencial de innovación y crecimiento dentro de las comunidades de inmigrantes si simplemente les diera la oportunidad. Él lo dijo mejor, “Cualquiera de estos [800,000] Soñadores podría ser el autor del próximo gran avance en medicina, tecnología o formas de mitigar el crecimiento del nivel del mar, aquí en el sur de la Florida”. La inmigración es una política especialmente difícil de elaborar, no obstante, esto no debe desalentarnos—necesitamos reformar un sistema, el cual lleva roto desde hace mucho tiempo.

En conclusión, para muchos hispanos y sus familias, nuestras políticas son sus vidas e identidades. Cuando el enfoque de la política está en el financiamiento y la reelección, nosotros tenemos el privilegio de olvidar lo que está en juego. Necesitamos asegurar el futuro para 800,000 soñadores y hablar contra la retórica xenófoba porque esto beneficiaría a todos en los Estados Unidos.